miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un mundo más femenino

Hace días pienso que tengo que escribir. Pero la información y la dinámica de la actualidad me van superando. Y creo que es un muy buen momento para dejarla correr. Ver qué pasa. Tengo la impresión de que vamos aprendiendo algunas cosas. Que nos preocupamos y ocupamos más de lo que pasa y no sólo si eso que pasa toca nuestros intereses individuales.
Las diferentes reacciones y acciones colectivas en el país lo están demostrando. Para muchos empieza a ser más importante defender lo común, lo que nos vincula entre sí. Eso es casi como pensar en el otro. ¿Será otro milagro argentino?
En estas semanas estuve invitando al programa a personas que actúan para y con los otros.
Alba Silva es periodista especializada en comunidades originarias y fue a hablar del respeto con que se manejan esas gentes.
Nélida Ortega es psicóloga y trabaja tratando de que no se mueran los chicos del paco. Y pelea con la burocracia para que no los dejen morir.
Silvia Flores es la hija de Toty Flores, el creador de la cooperativa La Juanita en La Matanza. En lugar de sentarse a llorar por la crisis o salir de marcha reclamando planes sociales lideró a la comunidad para que se pusieran a trabajar y producir.
Catherine Maliko Black es una extranjera que se enamoró de San Telmo en unas vacaciones y se quedó. Y empezó a generar iniciativas que los vecinos hicieron propias. Forma parte del grupo que está tratando de evitar la destrucción de la identidad del centro fundacional de Buenos Aires.
Selene Califano es una mamá con tres hijos, dos con Transtornos Generalizados de Desarrollo (autismo, asperger, rett, etc,etc). Batalla tras batalla fue logrando éxitos. Y creó una editorial, Abrecascarones, para editar libros que ayuden a los chicos en sus procesos de integración con el "mundo normal".
Por algún motivo fueron hasta ahora todas mujeres las invitadas. Pero fue involuntario o inconciente. Sólo pasó.
Un mundo más femenino, más sensible, parece estar construyéndose.

lunes, 4 de agosto de 2008

La conferencia de Cristina y los trapitos de Duhalde

Un par de comentarios cortos de éstos últimos días.
Parece que El sueño Cristina no está tan alejado de la realidad que está mostrando en esta "nueva etapa" la Presidenta. Aunque sigamos insistiendo con el ejercicio de imaginarla cumpliendo las promesas de campaña, llevando adelante la presidencia con el mismo perfil que llevó adelante la función legislativa y sonriendo en serio cada vez que muestra una mueca de ironía. Pero parece que en el cambio nada cambia.
La conferencia de prensa del sábado que cumplió el lamentable papel de ser noticia en sí misma ya que no había habido en todo el mandato de su antecesor y esposo, Néstor Kirchner, dejó con su contenido, un sabor amargo. Los medios nacionales, salvo excepciones, no mandaron a sus mejores periodistas al encuentro. Se llegó al colmo de que el representante de la radio más escuchada del país, muy cercana al oficialismo, leyera la pregunta a la Presidenta. Una pregunta que pareció hecha para que mostrara su lado más sensible la hizo caer en terrible lodazal hasta confesar que desconocía el tema. La pregunta sobre el caso del asesinato de la familia -matrimonio y dos hijos pequeños- en Campana le hizo decir a la doctora Fernández que "seguramente" el asesinato se hubiera cometido aunque los mecanismos de la Justicia hubiesen funcionado porque el problema era la personalidad del asesino. Ese argumento repitió el juez Schiavo al día siguiente cuando la prensa le cuestionó haber dado prisión domiciliaria con pulsera controla-delincuentes a un hombre, el asesino, que ya había sido condenado por homicidio y violación. Sin embargo si este hombre hubiera seguido preso los años que le correspondían, los niños por ejemplo, hubiesen crecido, y en el peor de los casos, hubiesen vivido unos años más. Siguiendo claro, la lógica de la Presidenta y el Juez.
Retomando la conferencia del sábado 2 de julio en la Residencia de Olivos, grave error el de los medios no haber mandado a sus mejores espadas. Por lo menos hubieran tenido el argumento de que no los dejaron preguntar debido al sistema adoptado para la realización de la misma. Seguramente en el afán de restarle entidad se perdieron una buena oportunidad. Así, las mejores preguntas, las más concretas, las hizo la prensa extranjera.
El otro tema vinculado paradójicamente con la prensa extranjera, es la nota que dio Eduardo Duhalde, ex presidente y ex gobernador bonaerense, al diario La Tercera, de Chile. Hablar contra el gobierno y decir que Kirchner está mal psicológicamente en un medio extranjero muestra la estatura de estadista de Duhalde. Esas cosas se dicen adentro, no afuera. Por más que se haya puesto a estudiar como le confesó a Mirtha Legrand hace poco más de un año, cuando se quedó "desocupado", es decir sin cargos, la estatura de estadista requiere de otras cosas que quien sabe, no se encuentren en la literalidad de los libros. Por suerte quien hizo la nota es una periodista argentina que tuvo el tino de no preguntarle por qué los argentinos aceptamos a un hombre con semejantes características, votándolo primero a él y después a ella, para la máxima representación de la República. Como decían en el barrio, los trapitos sucios doctor Duhalde, se lavan en casa.


patricia barral, 4 de agosto, 2008.

lunes, 28 de julio de 2008

Informe renuncia Alberto F_qué ganas de no verte



Informe emitido en Concepto País, 26 de julio, 2008. AM La Marea, www.amlamarea.com.ar

domingo, 20 de julio de 2008

El sueño Cristina

El estruendo fue directamente proporcional al silencio. El silencio del Congreso. El silencio de la actividad de las Instituciones. No se explica de otro modo semejante escándalo. Tremendo ruido por una derrota como el que provocó el Senado de la Nación en la madrugada del 17 de julio con el rechazo del proyecto de las retenciones.
Kirchner y Cristina Fernández gobernaron desde Santa Cruz en silencio, o mejor dicho silenciando. Nadie recuerda una derrota importante de los Kirchner porque sólo jugaban cuando estaban seguros de ganar, por eso jugaban poco y sólo utilizaban las herramientas políticas y del Estado para aplastar y dominar al enemigo.
Pero la Nación no es Santa cruz a pesar de que se cansaron de decir que si en Santa Cruz les fue bien, por qué iban a cambiar… En el juego normal de la democracia y sus instituciones, no es tan raro que el Congreso rechace una Ley. Tanto pavonearse Pichetto con el Parlamentarismo europeo, allí caen gobiernos enteros producto de decisiones parlamentarias. No es nuestro caso, no cae un gobierno por un rechazo parlamentario.
Pero en el universo kichnerista no cabe la opción de perder una batalla. Menos una batalla de envergadura como la de las retenciones. Si el conflicto no hubiera tomado las dimensiones que tomó no se hubiera sentido tanto. Pero Néstor y Cristina apostaban la vida en esto. Por eso jugaron tan a fondo con la peligrosa idea del golpismo primero. Y con la idea de la renuncia de la presidenta después, cuando la idea del golpismo se desmoronó como un castillo de naipes. Un Kirchner sacado intentó construir el operativo clamor so pretexto de la renuncia de Cristina. Tarde. La calle y la sociedad y la votación estaban perdidas.
Todos, ciudadanos y dirigentes de todos los colores políticos, le dan ahora el beneficio de la duda a la Presidenta. Todos ponen la esperanza en que decida finalmente asumir su rol, su responsabilidad, echar a Néstor de Olivos como Menem hizo con Zulema, y ponerse a gobernar. En el imaginario y la memoria política está la imagen de aquella legisladora aguerrida, rebelde, que se plantaba ante cualquiera. Todos esperan que la presidenta reaccione y se convierta en la mandataria de los sueños.
Pero Cristina es Kirchner, no sólo Fernández. La Presidenta no llegó a donde llegó el 28 de octubre por sus propios medios. Llegó producto de sus acuerdos históricos con Néstor Kirchner. Porque son una sociedad política a la que así le fue bien, que se fue retroalimentando con los años en los que también se hicieron ricos.
La Presidenta no va a cambiar a fondo. A lo sumo hará como que cambia algunas cosas como para recuperar parte del capital político dilapidado, llegar al 2009 menos deshilachados para perder por menos. O para tratar de ganar. En el mundo K jamás va a entrar la opción de la derrota o la discusión de ideas.
La democracia K tiene (¿o tenía?) una unidad de pensamiento: la de ellos.Sin embargo trae algo de sosiego pensar que Cristina puede cambiar convirtiéndose en la Presidenta de los sueños. Es esperanzador. Y vamos, por qué no soñar un poco. Al menos hasta que suene el despertador. Porque ellos juegan todo el tiempo a reencarnar cierta simbología. Y esos terminan siendo sueños pesados.


patricia barral, 20 de julio, buenos aires

jueves, 17 de julio de 2008

Atrás de Cobos

Es un triunfo del país. No hay que perder de vista eso como lo más importante ocurrido esta madrugada del 17 de julio. Y ganó no porque haya perdido el Gobierno, cosa que de hecho ocurrió. Ganó Argentina porque se le puso límites a una forma de mandar, más que de gobernar. Una forma de manejar el poder que bajo la fachada del gobierno nacional y popular, empuñaba banderas sectarias y violentas. Un gobierno que habiéndose apropiado de las consignas progresistas, construía un poder concentrado, un país cerradísimo con un capitalismo de amigos y muchas, muchas sospechas de corrupción y enriquecimientos raros.
Julio Cobos es el héroe visible. El que debió desempatar la cuenta del Senado. Pero atrás de Cobos hubo –desde mucho antes que él tomara postura pública en el conflicto- un ejército de gente,
dirigentes y funcionarios, que se pusieron al frente de las primeras batallas. Un pedazo enorme de la Argentina. Fueron los que forzaron la decisión del gobierno de enviar la Resolución 125 a la consideración del Congreso de la Nación.
En los comienzos
del conflicto, en la segunda quincena de marzo, hubo dos gobernadores que con matices, plantearon sus disidencias con la norma oficial. Fueron el santafecino Hermes Binner y el cordobés Juan Schiaretti. Los motivos de uno y otro eran similares: la fuerte, fuertísima incidencia del sector agroindustrial en sus economías provinciales. Pero también el conocimiento profundo de la composición social de sus pueblos, no sólo una cuestión de números.
Sin embargo no significaba lo mismo para los dos. Binner es socialista. Schiaretti es peronista, el partido del Gobierno, justo cuando a Kirchner se le ocurrió dejar de lado su pelea contra el “pejotismo” y quedarse formalmente con el Peronismo. Es decir, el cordobés planteó una actitud de indisciplina impensable, inaceptable en el universo kirchnerista. Algo que se paga muy caro. De hecho, Schiaretti está todavía recibiendo facturas que se traducen en la ausencia total del envío de las partidas de dinero que la Nación debe a la Provincia.
Debido a que jamás se apartó del libreto de pedir diálogo y de su defensa cerrada de los intereses cordobeses, poco se sabe de las gestiones políticas personales que Schiaretti encaró durante este proceso. Se supo de sus reuniones –porque fueron públicas- con las entidades del campo. Pero el cordobés hablaba a diario con distintos actores del conflicto tratando de arribar a algún tipo de solución. Incluso con el titular del Episcopado, Jorge Bergoglio.
El eje Córdoba, Entre Rios, Santa Fe fue la piedra basal. Vendrían las febriles conversaciones con Binner primero, con Reuteman y Busti después. Buenos Aires estuvo a punto de sumarse a ese eje al principio del conflicto. Pero la dureza de Kirchner lo paró en seco. Nunca pudo retroceder y Scioli empezó su proceso de caída libre en la consideración política y social que no se detuvo en ninguno de los 127 días.
Lo que vieron los dirigentes peronistas que se plantaron a Kirchner fue el abismo. La percepción en la calle se iba confirmando en encuestas que mostraban el deterioro de la imagen del matrimonio presidencial a medida que el conflicto avanzaba. Hubo datos que el poder oficial no supo leer. La reacción del Interior entrañaba algo mucho más profundo que un puñado gordo de dólares. Es la discusión sobre la forma de distribuir esa plata. Y un rechazo a los modos de hacer y decir las cosas que terminó de mostrar Kirchner. Unos modos que no eran nuevos, pero que la ciudadanía no había querido ver antes producto de una venda que como casi siempre, había puesto la avaricia. Esa avaricia, humillada, se reencarnó en interés genuino por los asuntos públicos, en autocrítica. Esta luz amarilla no debería apagarse nunca en la conciencia social, una conciencia que renació más política y solidaria.
Schiaretti fue uno de los artífices, junto al diputado radical K, Daniel Katz, de las primeras ideas renovadoras en la Cámara de Diputados que tuvieron el aval de Julio Cobos. La movida del cordobés de poner a más de 400 intendentes, 65 legisladores provinciales, 17 diputados y 2 senadores estuvo en esa línea: darle sustento político a una posición que primero apareció en solitario y que podía tildarse de oportunista. La verdad es que Schiaretti advirtió con tiempo lo que luego vivieron varios dirigentes, como Scioli en Buenos Aires.
El peor pecado de un líder es enamorarse de sus logros y suponerlos indestructibles. Nada hay tan duradero en la dinámica social. Kirchner y Cristina Fernández se enamoraron de sus logros y de sí mismos. El narcisismo no deja ver otros rostros. Por eso había millones que les gritaban en la cara y no los vieron.


patricia barral, 17 de julio, buenos aires

miércoles, 16 de julio de 2008

El acto de Palermo

Estuve en el acto del campo. Para los de mi edad, que vivimos poco y nada los actos políticos masivos en serio, es como descubrir cosas de las que siempre oímos hablar pero que nunca habíamos sentido. Sin embargo no era todo euforia. Había gente que gritaba mucho, muy herida, muy ofendida. Muchos pronuncian con tremenda ironía la palabra oligarquía. Muchos la pronuncian defendiéndose. Porque lo putean a Kirchner, la putean a Cristina y juran al cielo: "¡y no soy oligarca!".Se podrá alegar que hay gente muy herida y muy ofendida del otro lado, del de los vulnerables. Y es cierto. Ahora tenemos todo un país ofendido y un gobierno que en lugar de poner paños fríos o cataplasmas –según fuera necesario- profundiza el dolor.
En “Palermo” como llamaban a la residencia de Juan Manuel de Rosas en su tiempo, había mucha, pero mucha gente.
Los que dicen que los discursos de Kirchner y el campo fueron más o menos lo mismo, lo dicen porque no estuvieron. La gente que estaba ahí reclama, exige a los dirigentes del agro. La manera en que vivaron a Alfredo de Ángelis lo explica. Todos, absolutamente, sin distinción de clases, clamaban por De Ángelis. Las señoras paquetas le reconocen que sin tener séptimo grado se desenvuelva de la forma en que lo hace. Es conmovedor ver a los pendejos del campo, grupos de chicos de no más de 28 años, solos, de alpargatas o zapatillas y boinas, concientes de estar viviendo un momento trascendental.
Lo que mete presión en las tripas es la diferencia entre la gente que va por convicción y la gente que va porque tiene que ir. Muchas personas que fueron con sindicatos como el Gastronómico o con organizaciones sociales, se fueron antes. A eso de las 5 se empezaron a ir algunos, mujeres, chicas con hijos. Porque no aguantan el trajín, están mal comidos. Se me ocurre que Kirchner habló antes, más temprano, por eso: la gente no aguanta. De hecho se acaba de conocer la noticia de que otro manifestante kirchnerista murió. Esta vez después del acto. Ya suman 3 en menos de un mes, en otros tantos actos.

Hay un nicho político muy interesante que en este tiempo está quedando abierto. La gente muestra un cansancio muy notorio sobre la clase política y soy muy pesimista respecto del peronismo. Pero hay un nicho. La gente está esperando que aparezca un liderazgo. El interior muestra eso. Están abiertos a escuchar pero están muy desconfiados, muy escaldados.
Respecto del peronismo, me parece que no hay otra vuelta que ponerse a Kirchner de sombrero. No hay otra forma en que el Peronismo salga bien herido de ésta. Y aún así, tengo dudas de que sobreviva. Y si lo hace, ¿con quién? Algunos gobernadores parecen desmarcarse de la locura prepotente y sectaria en que está enredado Kirchner, como Schiaretti. También legisladores como Reuteman. Habrá que ver.
Lo que hoy me quedó mucho más claro es que no hay retorno para los Kirchner. Siempre pensamos que este país da una segunda oportunidad, que tenemos mala memoria y que hasta esto podría olvidarse, que hasta de esto podrían volver los K. Pero no. El acto, que recorrí dos veces bordeándolo y entrando en su corazón, me dio la certeza que de esto no se puede volver, porque la gente está ofendida, enojada, humillada y sienten que tienen que defender su vida, con la vida si es necesario. Son gente del interior, como fue siempre el interior, nacionalista, conservador, católico. Pero sus hijos fueron a la universidad y eso provocó algo distinto en ellos, hay un click que todavía hay que analizar. Pero hay otra gente, que no fue al acto, que no tiene campo, ni familia campesina, que también le está diciendo no a esta forma de concentrar el poder. Las encuestas independientes dicen que Cristina no supera los 20 puntos de imagen positiva.

¿Cuál es el problema que en el campo ganen plata? ¿Cuál es el problema de que el Interior profundo se desarrolle? ¿Cuánto tiempo más van a seguir esperando que el desarrollo se detenga en sus ciudades? ¿Cuánta gente más va a seguir huyendo de sus pueblos hartos de que el progreso nunca tenga parada allí? La gente ya sabe que la verdadera discusión no se está dando. Aquella de la distribución real, la que le devuelve a las provincias lo que legítimamente les corresponde. La de la Coparticipación Federal. Y que seguimos con la lógica del tren bala.

Es de una hipocresía tan profunda esto de más democracia, más institucionalidad, esto de que si quieren otro modelo de país se hagan votar. ¿Qué fue la década del ’90? ¿No hubo un Congreso que funcionó? ¿Unas privatizaciones que salieron por Ley como la de YPF? La década del ’90 fue producto de nuestra ignorancia, aún de aquellos que sólo buscaban ganar dinero. Nuestra ignorancia de ciudadanos, de diputados, de senadores, de gobernadores, de intendentes, de funcionarios y mandatarios. La década del ’90 fue eso, pura ignorancia y avaricia. Y no saber parar a tiempo.

Ahora alguien, el Interior, dijo no. Le dijo no a las actitudes de dominación de un hombre disfrazadas de redistribución de la riqueza. Hace tiempo creo que en el mundo K hubo un error de cálculo que se terminó yendo de las manos. Se creyó que iban a poder dominar al interior como los hicieron con la industria, con los bancos, con el poder económico tradicional y el nuevo a quienes después de humillar y doblegar convirtieron en sus socios. El interior no es igual. La gente del campo es del campo, orgullosa de serlo. ¿Qué van a hacer si dejan la tierra? ¿Venir al conurbano? ¿Poner una agencia de remis? Esa película ya la vivimos.


patricia barral, 15 de julio, buenos aires.

lunes, 14 de julio de 2008

La humildad del amor de Kirchner

Esta semana durante la conferencia de prensa, el ex presidente aludió en más de una ocasión a la humildad y al amor. “Vamos a ser humildes”, dijo. Incluso a un periodista le contestó “yo a vos te quiero”. Y ¿sabe qué? me suena feo “humildad” en sus labios dr Kirchner. Siento que afende a quienes nacimos, vivimos, nos criamos en la humildad y no sólo económica. La humildad como concepto humano es otra cosa. Para empezar es reconocer al otro sin mirarlo con sonrisas socarronas. Es hacerlo sentir persona, sin burlarse. Es saber despojarse. De todos modos habría que hacer una distinción. Usted es ex presidente. Dicen algunos colegas que también es el político más poderoso del país. Yo tengo dudas profundas sobre eso. Pero eso hace la diferencia. Usted no es (o pretende ser) un humilde cualquiera. Es quien maneja todas la información y buena parte de los resortes institucionales de la Argentina. Maneja más que su esposa, que es la Presidenta. Usted juega al humilde. Jamás se lo escuchó hablar de reconciliación en serio. Jamás se lo vio dar un abrazo sincero. Desde que asumió no hizo más que acusar, amenazar, desacreditar y humillar a quienes pensaban distinto, a quines consideraba enemigos. Y aún lo hace. Aunque es cierto que siempre haciendo la salvedad de que a usted le encantan la diferencias. Debe ser para eso que le gustan: para atacar y dominar ahora que todavía puede. Para jugar al gato y al ratón mientras una banda de arlequines le festejan casi sin respirar a carcajada limpia. Eso pasó en la última conferencia de prensa. El ex duhaldista José María Díaz Bancalari, riendo detrás suyo, fue por lejos el más patético. Ese hombre no habla sólo de lo que es usted, habla y muestra de qué materia se construyó buena parte del peronismo de los últimos 20 años. Por ahí dice que es humilde refiriéndose a que carece de nobleza, como dice una de sus acepciones.
Pero la verdad, peor me sabe “amor” cuando lo pronuncia entre dientes, doctor Kirchner. Eso sí que ya no puedo tolerarlo. ¿Qué entiende por amor usted? Le queda tan feo el verbo amar, tan desubicado cuando se pone a conjugarlo. No le alcanzaba con apropiarse del discurso progresista, de las fórmulas de econosmistas antiliberales, de las banderas sociales, no, no le alcanzaba con eso. También quiere quedarse con la poesía de los poetas. Pero de la poesía no es tan fácil apropiarse. Y el amor no es una palabra como las demás de las que se apropió. Como derechos humanos, acumulación, riqueza, trabajo, producción, distribución, humildad. El amor se ve en los ojos, en los labios, en las manos, se siente aunque sea por televisión. El amor se marca en la frente con la tinta de la vida. Hasta se huele el amor, y tiene olor a liliums, a leche de madre, a tierra, a viento. Tiene el sonido de las risas y el llanto, y las tripas que chillan mientras comen los hijos. Tiene el color de la piel desnuda de una mujer. La textura de una tez callosa. El amor es mirar dormir a quienes amamos y llorar. Usted no sabe nada del amor y se le nota tanto dr Kirchner.


patricia barral, editorial sábado 12 de julio, concepto país, 11 a 13 hs.