jueves, 17 de julio de 2008

Atrás de Cobos

Es un triunfo del país. No hay que perder de vista eso como lo más importante ocurrido esta madrugada del 17 de julio. Y ganó no porque haya perdido el Gobierno, cosa que de hecho ocurrió. Ganó Argentina porque se le puso límites a una forma de mandar, más que de gobernar. Una forma de manejar el poder que bajo la fachada del gobierno nacional y popular, empuñaba banderas sectarias y violentas. Un gobierno que habiéndose apropiado de las consignas progresistas, construía un poder concentrado, un país cerradísimo con un capitalismo de amigos y muchas, muchas sospechas de corrupción y enriquecimientos raros.
Julio Cobos es el héroe visible. El que debió desempatar la cuenta del Senado. Pero atrás de Cobos hubo –desde mucho antes que él tomara postura pública en el conflicto- un ejército de gente,
dirigentes y funcionarios, que se pusieron al frente de las primeras batallas. Un pedazo enorme de la Argentina. Fueron los que forzaron la decisión del gobierno de enviar la Resolución 125 a la consideración del Congreso de la Nación.
En los comienzos
del conflicto, en la segunda quincena de marzo, hubo dos gobernadores que con matices, plantearon sus disidencias con la norma oficial. Fueron el santafecino Hermes Binner y el cordobés Juan Schiaretti. Los motivos de uno y otro eran similares: la fuerte, fuertísima incidencia del sector agroindustrial en sus economías provinciales. Pero también el conocimiento profundo de la composición social de sus pueblos, no sólo una cuestión de números.
Sin embargo no significaba lo mismo para los dos. Binner es socialista. Schiaretti es peronista, el partido del Gobierno, justo cuando a Kirchner se le ocurrió dejar de lado su pelea contra el “pejotismo” y quedarse formalmente con el Peronismo. Es decir, el cordobés planteó una actitud de indisciplina impensable, inaceptable en el universo kirchnerista. Algo que se paga muy caro. De hecho, Schiaretti está todavía recibiendo facturas que se traducen en la ausencia total del envío de las partidas de dinero que la Nación debe a la Provincia.
Debido a que jamás se apartó del libreto de pedir diálogo y de su defensa cerrada de los intereses cordobeses, poco se sabe de las gestiones políticas personales que Schiaretti encaró durante este proceso. Se supo de sus reuniones –porque fueron públicas- con las entidades del campo. Pero el cordobés hablaba a diario con distintos actores del conflicto tratando de arribar a algún tipo de solución. Incluso con el titular del Episcopado, Jorge Bergoglio.
El eje Córdoba, Entre Rios, Santa Fe fue la piedra basal. Vendrían las febriles conversaciones con Binner primero, con Reuteman y Busti después. Buenos Aires estuvo a punto de sumarse a ese eje al principio del conflicto. Pero la dureza de Kirchner lo paró en seco. Nunca pudo retroceder y Scioli empezó su proceso de caída libre en la consideración política y social que no se detuvo en ninguno de los 127 días.
Lo que vieron los dirigentes peronistas que se plantaron a Kirchner fue el abismo. La percepción en la calle se iba confirmando en encuestas que mostraban el deterioro de la imagen del matrimonio presidencial a medida que el conflicto avanzaba. Hubo datos que el poder oficial no supo leer. La reacción del Interior entrañaba algo mucho más profundo que un puñado gordo de dólares. Es la discusión sobre la forma de distribuir esa plata. Y un rechazo a los modos de hacer y decir las cosas que terminó de mostrar Kirchner. Unos modos que no eran nuevos, pero que la ciudadanía no había querido ver antes producto de una venda que como casi siempre, había puesto la avaricia. Esa avaricia, humillada, se reencarnó en interés genuino por los asuntos públicos, en autocrítica. Esta luz amarilla no debería apagarse nunca en la conciencia social, una conciencia que renació más política y solidaria.
Schiaretti fue uno de los artífices, junto al diputado radical K, Daniel Katz, de las primeras ideas renovadoras en la Cámara de Diputados que tuvieron el aval de Julio Cobos. La movida del cordobés de poner a más de 400 intendentes, 65 legisladores provinciales, 17 diputados y 2 senadores estuvo en esa línea: darle sustento político a una posición que primero apareció en solitario y que podía tildarse de oportunista. La verdad es que Schiaretti advirtió con tiempo lo que luego vivieron varios dirigentes, como Scioli en Buenos Aires.
El peor pecado de un líder es enamorarse de sus logros y suponerlos indestructibles. Nada hay tan duradero en la dinámica social. Kirchner y Cristina Fernández se enamoraron de sus logros y de sí mismos. El narcisismo no deja ver otros rostros. Por eso había millones que les gritaban en la cara y no los vieron.


patricia barral, 17 de julio, buenos aires

2 comentarios:

Yura Shubin dijo...

Y ahora los precios de alimientos van a subir porque lo que ganan exportando es mucho mas. Por mas que haya 6 mil millones de personas vinculados con el campo, los que realmente ganan son muchisimo menos. Queren transofmar Argentina en una "Republica de Soya," ganando con materia prima, sofocando la tierra y no agregando valor ninguno a los productos de exportacion.

Fijate en estas paginas:

*En 2006 Argentina exporto $8.926 milliones de dollares EEUU en soya y derivados.

http://www.planetasoja.com/noticias/noticia.php?idN=323


*En 2006 Argentina exporto solo $160 milliones de dollares en machinaria agro.
*Productos de exportacion Argentinos tienen poco valor agregado.

http://www.agriculturadeprecision.org/gacetillas/2007/200701maquinaria.htm


*De los 30.2 milliones hectares de tierra usado en industria agraria en Argentina, 16.6 milliones hectares son de soya. 95% de soya es exportada. El dia que llega a caer el precio de soya, Argentina sufruira un crisis economico tremendo, ya que la industria no esta diversificada.

http://www.laopinion-rafaela.com.ar/opinion/2008/03/23/c832311.php

Pato Barral dijo...

Las notas no apoyan a la "patria sojera", a pesar de que la soja sacó del estancamiento a muchos pueblos casi muertos del interior. (Hace años venimos alertando sobre los peligros de la soja los que como yo, militamos en el ecologismo). Las notas hablan de otra cosa. De conciencia política y solidaria en la ciudadanía, de otra forma de hacer política, de otra forma de discutir la renta y la redistribución. Y hablan de una manera sectaria y violenta que muchos vemos reactualizada en Kirchner. También de la necesidad de pensar y encarar un proyecto de país que nos incluya a todos y se acaben las divisiones y antinomias.
Muchísima gracias por aportar Yura!