martes, 7 de junio de 2011

Feliz Día del Periodista (Una mirada personal sobre el Periodismo y nuestra generación de 40 y pico)

Lo que me disparó la decisión de ser periodista fue un hecho que hoy veo como muy personal pero que en ese momento me pareció la diferencia entre el bien y el mal. Así de drástico. Fue cuando la autoridad del colegio secundario al que concurría licuó en cuatro los cinco quintos que había, disolviendo de ese modo todos los grupos humanos que venían formados. Eso me hizo decidir que quería “denunciar las injusticias” un asunto “las injusticias” que ya me venía taladrando y no veía por dónde canalizar. No lo sabía entonces pero con los años entendí que aquello de disolver los grupos se trataba de una maniobra típica de la represión. Si bien ya estábamos en 1984 el rector de esa escuela había sido entregador de compañeros en los ’70. Tampoco lo sabía entonces. Y creo o intuyo que ninguno de los que concurríamos al Instituto Santa Lucía de Florencio Varela conocía esas historias. Éramos parte de una generación vaciada de contenido. Si no tenías la posibilidad de encontrarte en algún momento con algún entorno ideologizado o donde se hablara de política por lo bajo o algún tipo de circunstancia que te relacionara con el fondo de la verdadera realidad que se vivía en los años de plomo, no podías contar con más información que la que se bajaba de los centros del poder. Así crecimos gran parte de los que promediamos los 40.

Aquellos años dejaron complicados laberintos en muchos de nosotros. No fue fácil encontrar los caminos de salida. La política, la comunicación, la sociedad, la educación, la economía, la familia, el amor, el erotismo, el sexo, todo tenía un formato pre establecido donde la religión, la moral y las buenas costumbres se constituyeron en estructuras que nos encorsetaban. Y aunque muchos nos dábamos cuenta de que nuestros deseos o inquietudes o intereses o sensaciones querían ir por otros senderos, las huellas de lo enseñado a machacazos se tornaban muy difíciles de abandonar para explorar otras geografías. Había que desmalezar. Pero antes había que darse cuenta de que había que desmalezar. Y como cualquier proceso personal que se encara, lleva el tiempo que necesita cada uno en el marco, a la vez, de cambios y procesos globales tanto en el país como en el mundo.

Empezar a saber lo que pasaba mientras aún niños festejábamos el mundial ’78 o cantábamos la Marcha de Malvinas en el vigor de la secundaria fue un shock para muchos. Hace poco le conté a mi madre un episodio que me dejó con tanta conmoción que nunca había podido hablar de él hasta estos días. Habíamos salido del colegio Jesús María, también de Florencio Varela. Sería mi 6º grado. Desde el colectivo vi como dos tipos tomaban de la cintura y desde atrás a dos chicas que querían subir. Las chicas pedían “por favor, no….” Y los tipos les decían “vamos, vamos” casi en un susurro. No hace falta que explique de qué se trataba eso. Y la marca que ahora puedo reconocer desde la memoria emotiva me quedó calada.

Por fortuna lo personal y lo profesional nunca estuvieron desarticulados. Por eso como le debe pasar a la mayoría los procesos en un ámbito siempre influyeron en el otro. De este modo la política, la mirada sobre la sociedad, sobre el país y sobre mi concepción humanística, tuvieron fuertes temblores. Fui y volví dos o tres veces por los mismos caminos. Me perdí. Retomé. Pregunté. Dudé. Volví a dudar. Exploré. Y finalmente encontré. Encontré que aquella joven de 20 años, rebelde, “mal arriada” como dice mi amiga (mi hermana mayor que no tuve) la gallega García, impetuosa, a veces inadecuada, ecologista y vegetariana, esa es la verdadera. La que estuvo y siempre quiso estar pese a que en ocasiones, fue corrida a un costado.

Pero esa joven “mal arriada” se las ingeniaba para aparecer. Así estaba incomodando y mostrando un poco los dientes cuando escribía crónicas y entrevistas; tratando de negarse siempre a trabajar en notas que no consideraba decentes; buscando siempre y encontrando pese a parecer a veces insolente o caer en las malas interpretaciones (o intenciones) de algunos colegas. Fue el caso de la entrevista a Ibrahim al Ibrahim en Siria. Y tal vez valga la referencia. En ocasión de aquella visita de Menem unos 20 periodistas fuimos a cubrir ese viaje. Noviembre de 1994. Sobrevolaba el rumor de que el ex marido de Amira Yoma acusado en el asunto conocido como Yomagate estaba prófugo en aquel país. Personalmente había ido como acreditada del diario La Prensa. Pero había seguido periodísticamente el Yomagate desde el comienzo para las revistas Noticias y Gente. Conocía bien a todos los personajes y había hablado muchas veces con Al Ibrahim que dominaba perfectamente el castellano pese a lo que se decía en contrario.

Esos días de visita conocí (desconozco o no recuerdo si el resto de mis colegas también lo hicieron) a varios argentinos, hijos de sirios, que habían vuelto a vivir a esa tierra. Con uno de ellos después de una charla de algunos minutos tuve la percepción de que manejaba información. Siempre junto al fotógrafo del diario, mi querido Luis Pozzi, le pregunté entonces a este hombre si conocía a Ibrahim al Ibrahim. Jamás conté públicamente este episodio porque prometí además preservar el nombre de la fuente. Me dijo que sí. Entonces le consulté si sabía dónde estaba viviendo. También respondió afirmativamente. Le dije que quería ir a verlo, a hablar con él. El hombre, que nada tenía que ver con el Gobierno del momento pero estaba vinculado fuertemente a la comunidad de origen sirio en el país, prometió llevarme pero una vez que Menem se hubiera vuelto a la Argentina. Desde ese instante no le perdí pisada. No voy a relatar las peripecias que debimos sortear con Luis hasta llegar a esa nota. Incluyendo momentos de temor y amenazas. Pero la nota la hicimos. Nos llevaron hasta un lugar en las afueras de la ciudad, como a 30 minutos de Damasco. La sorpresa de Al Ibrahim al verme fue mayúscula. En fin, está la entrevista que da testimonio de aquello. Pero la versión que intentó instalar un colega de que “me lo entregó el Gobierno” es falsa. Completa y absolutamente falsa. Soy periodista se buscar y se encontrar la información que hay que buscar y encontrar.

Tal vez sea un episodio menor. Pero habla también de todo un camino espinoso que debimos y debemos todavía transitar como compañeros de una profesión (o una actitud frente al mundo como personalmente siento al periodismo) que nos requiere extrema responsabilidad, solidaridad, compromiso y entrega. A veces hay episodios entre nosotros que nos convierten en el centro de la escena cuando el centro debe ser la noticia. Y dejamos al público de espectador de nuestras rencillas. Asuntos que hablan de todo lo que debemos recorrer aún. Y de las cuentas que entre nosotros no tenemos saldadas. Cuentas más vinculadas a nuestras vanidades personales que a la responsabilidad de informar o ser puentes de alguna realidad.

Estos senderos de ida, vuelta y revuelta me llevaron también a ocupar cargos de cierta importancia en la gestión pública. En un espacio político en el que nunca milité y que hoy no compartiría de ninguna manera, pero que como muchos entonces acompañé aunque de manera crítica. Tenía 30 años recién cumplidos y asumí la Dirección General de Radio Nacional. Pude desde ese lugar hacer muchas más cosas de las que se suponía que “debía” hacer. Por caso cuestionar públicamente el discurso perverso del Gobierno respecto del aborto; discutir con Menem el dislate que le habían “vendido” de privatizar ATC porque “daba pérdidas”; y hacer la radio que creía que había que empezar a hacer aún entre el encorsetamiento que política y económicamente se imponía. Enfrenté senadores, diputados, gobernadores o intendentes del entonces oficialismo que pretendían hacer con ella y sus filiales una botica de cargos, contratos y aquelarres desproporcionados. Nada que no hubieran querido hacer siempre en los distintos gobiernos con los medios públicos. Le dije que no al grupo de medios más importante de la historia cuando un secretario de estado (más preocupado por salvarse él que por responder a su cargo) me mandó a 3 representantes de la empresa para plantearme amablemente la conveniencia de que “les entregara” en coproducción o comodato la tercera frecuencia de FM que habíamos recuperado después de 40 años de que estuviera en manos de una empresa privada de música funcional. En fin, no fui más papista que el Papa. Y me equivoqué en muchas cosas. Pero no en otras. Cuando fui a decirle a Menem que iba a incorporar a Marcelo Simón a la grilla de la radio (por sugerencia del propio Marcelo que se sabía odiado por el menemismo) el entonces Presidente me dijo (como siempre me decía) “Patricia, la directora de la radio sos vos”. Marcelo fue desde entonces integrante de plantel de Nacional. Hoy es director de FM Folclórica, la radio de folclore que dejé funcionando allí hace 12 años. Conocí en aquel tiempo a mucha gente en todo el país con una escala humana y profesional que dejó mi propia vanidad gratamente estropeada. Igual que a algunas de las ideas centralistas que los periodistas de Buenos Aires tenemos sobre la comunicación.

El tránsito hasta la actualidad no fue fácil para la mayoría de los que vivimos la Argentina. Ya sabemos que muchos quedaron en el camino. Hicimos lo que pudimos como pudimos cuando pudimos los que pudimos. Y no es una excusa. Sólo un dato de la realidad. Empieza a ser excusa en todo caso cuando te das cuenta y te hacés el bolud@. Como ahora que la vigorosidad política y social que estamos viviendo nos pone frente a una gran oportunidad de recuperarnos también como humanistas. Aunque debo admitir que asumí con el tiempo que hay sectores que seguirán entendiendo el concepto de solidaridad como la actitud de llevar a la iglesia la ropa que ya no usan. Y también que otros, unos pocos, que dicen adherir al actual Gobierno presumen de cierta soberbia imbecilidad de creerse con autoridad para hacer el test de admisión de aquellos que con humildad buscan acercarse a trabajar por el proyecto nacional. O que desde una intelectualidad superficial y troglodita descalifican a beatrices sarlo que los desafían con el pensamiento y la contradicción respetuosa.

Es una gran oportunidad y estamos ante una bisagra. También para dejarnos de pavadas repitiendo cosas como lo del periodismo independiente embanderados algunos en la imagen de Mariano Moreno. Como si el periódico de Moreno hubiera sido independiente. De lo único que tiene que ser independiente el periodista es del dinero mal habido, la corrupción, la falta de ética, la violencia en el discurso, la falsedad y la manipulación.

No me gusta escribir ni hablar en primera persona. Nunca lo hago. Pero creo que esta vez estaba justificado. No me gusta la auto-referencialidad. Pero alguna vez tenía que hacerlo. Y creo que hoy era oportuno. Ojalá sea la primera y última vez. Tampoco era tan importante. Feliz día compañeros. Eso sí es importante.


domingo, 25 de enero de 2009

Cuando era chica, muy chica, solía preguntarme mientras observaba a las personas: "¿por qué soy quién soy y no soy otra persona. Cómo sería estar en la cabeza de ese hombre o esa mujer?" Muchos años más tarde encuentro en los consejos que mis padres nos daban de niños a mis hermanos y a mí, la respuesta a esas preguntas de filosofía infantil. "Siempre hay que ponerse en el lugar del otro para entender algunas cosas o antes de tomar decisiones que afecten a los demás".
Desde hace unos años, a partir de una fuerte revisión personal sobre mis ideas políticas, esas palabras de mis padres cobraron otro vigor. Mis posturas adolescentes vinculadas al ecologismo, la preservación, el respeto por todas las formas de vida y la moderación en la utilización de los recursos también reverdecieron con la fuerza de la maduración que trajo el tiempo.
¿Por qué escribo esto? Porque creo que lo único que nos va a salvar ya no como sociedad sino como especie, es empezar a ver en el otro a uno que podríamos ser nosotros. Y empezar a conversar de otra manera para resolver nuestras diferencias. No hay ni ideología ni religión en este planteo. Hay sólo un intento de sentido común y preservación pacífica.
25 de enero de 2009

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un mundo más femenino

Hace días pienso que tengo que escribir. Pero la información y la dinámica de la actualidad me van superando. Y creo que es un muy buen momento para dejarla correr. Ver qué pasa. Tengo la impresión de que vamos aprendiendo algunas cosas. Que nos preocupamos y ocupamos más de lo que pasa y no sólo si eso que pasa toca nuestros intereses individuales.
Las diferentes reacciones y acciones colectivas en el país lo están demostrando. Para muchos empieza a ser más importante defender lo común, lo que nos vincula entre sí. Eso es casi como pensar en el otro. ¿Será otro milagro argentino?
En estas semanas estuve invitando al programa a personas que actúan para y con los otros.
Alba Silva es periodista especializada en comunidades originarias y fue a hablar del respeto con que se manejan esas gentes.
Nélida Ortega es psicóloga y trabaja tratando de que no se mueran los chicos del paco. Y pelea con la burocracia para que no los dejen morir.
Silvia Flores es la hija de Toty Flores, el creador de la cooperativa La Juanita en La Matanza. En lugar de sentarse a llorar por la crisis o salir de marcha reclamando planes sociales lideró a la comunidad para que se pusieran a trabajar y producir.
Catherine Maliko Black es una extranjera que se enamoró de San Telmo en unas vacaciones y se quedó. Y empezó a generar iniciativas que los vecinos hicieron propias. Forma parte del grupo que está tratando de evitar la destrucción de la identidad del centro fundacional de Buenos Aires.
Selene Califano es una mamá con tres hijos, dos con Transtornos Generalizados de Desarrollo (autismo, asperger, rett, etc,etc). Batalla tras batalla fue logrando éxitos. Y creó una editorial, Abrecascarones, para editar libros que ayuden a los chicos en sus procesos de integración con el "mundo normal".
Por algún motivo fueron hasta ahora todas mujeres las invitadas. Pero fue involuntario o inconciente. Sólo pasó.
Un mundo más femenino, más sensible, parece estar construyéndose.

lunes, 4 de agosto de 2008

La conferencia de Cristina y los trapitos de Duhalde

Un par de comentarios cortos de éstos últimos días.
Parece que El sueño Cristina no está tan alejado de la realidad que está mostrando en esta "nueva etapa" la Presidenta. Aunque sigamos insistiendo con el ejercicio de imaginarla cumpliendo las promesas de campaña, llevando adelante la presidencia con el mismo perfil que llevó adelante la función legislativa y sonriendo en serio cada vez que muestra una mueca de ironía. Pero parece que en el cambio nada cambia.
La conferencia de prensa del sábado que cumplió el lamentable papel de ser noticia en sí misma ya que no había habido en todo el mandato de su antecesor y esposo, Néstor Kirchner, dejó con su contenido, un sabor amargo. Los medios nacionales, salvo excepciones, no mandaron a sus mejores periodistas al encuentro. Se llegó al colmo de que el representante de la radio más escuchada del país, muy cercana al oficialismo, leyera la pregunta a la Presidenta. Una pregunta que pareció hecha para que mostrara su lado más sensible la hizo caer en terrible lodazal hasta confesar que desconocía el tema. La pregunta sobre el caso del asesinato de la familia -matrimonio y dos hijos pequeños- en Campana le hizo decir a la doctora Fernández que "seguramente" el asesinato se hubiera cometido aunque los mecanismos de la Justicia hubiesen funcionado porque el problema era la personalidad del asesino. Ese argumento repitió el juez Schiavo al día siguiente cuando la prensa le cuestionó haber dado prisión domiciliaria con pulsera controla-delincuentes a un hombre, el asesino, que ya había sido condenado por homicidio y violación. Sin embargo si este hombre hubiera seguido preso los años que le correspondían, los niños por ejemplo, hubiesen crecido, y en el peor de los casos, hubiesen vivido unos años más. Siguiendo claro, la lógica de la Presidenta y el Juez.
Retomando la conferencia del sábado 2 de julio en la Residencia de Olivos, grave error el de los medios no haber mandado a sus mejores espadas. Por lo menos hubieran tenido el argumento de que no los dejaron preguntar debido al sistema adoptado para la realización de la misma. Seguramente en el afán de restarle entidad se perdieron una buena oportunidad. Así, las mejores preguntas, las más concretas, las hizo la prensa extranjera.
El otro tema vinculado paradójicamente con la prensa extranjera, es la nota que dio Eduardo Duhalde, ex presidente y ex gobernador bonaerense, al diario La Tercera, de Chile. Hablar contra el gobierno y decir que Kirchner está mal psicológicamente en un medio extranjero muestra la estatura de estadista de Duhalde. Esas cosas se dicen adentro, no afuera. Por más que se haya puesto a estudiar como le confesó a Mirtha Legrand hace poco más de un año, cuando se quedó "desocupado", es decir sin cargos, la estatura de estadista requiere de otras cosas que quien sabe, no se encuentren en la literalidad de los libros. Por suerte quien hizo la nota es una periodista argentina que tuvo el tino de no preguntarle por qué los argentinos aceptamos a un hombre con semejantes características, votándolo primero a él y después a ella, para la máxima representación de la República. Como decían en el barrio, los trapitos sucios doctor Duhalde, se lavan en casa.


patricia barral, 4 de agosto, 2008.

lunes, 28 de julio de 2008

Informe renuncia Alberto F_qué ganas de no verte



Informe emitido en Concepto País, 26 de julio, 2008. AM La Marea, www.amlamarea.com.ar

domingo, 20 de julio de 2008

El sueño Cristina

El estruendo fue directamente proporcional al silencio. El silencio del Congreso. El silencio de la actividad de las Instituciones. No se explica de otro modo semejante escándalo. Tremendo ruido por una derrota como el que provocó el Senado de la Nación en la madrugada del 17 de julio con el rechazo del proyecto de las retenciones.
Kirchner y Cristina Fernández gobernaron desde Santa Cruz en silencio, o mejor dicho silenciando. Nadie recuerda una derrota importante de los Kirchner porque sólo jugaban cuando estaban seguros de ganar, por eso jugaban poco y sólo utilizaban las herramientas políticas y del Estado para aplastar y dominar al enemigo.
Pero la Nación no es Santa cruz a pesar de que se cansaron de decir que si en Santa Cruz les fue bien, por qué iban a cambiar… En el juego normal de la democracia y sus instituciones, no es tan raro que el Congreso rechace una Ley. Tanto pavonearse Pichetto con el Parlamentarismo europeo, allí caen gobiernos enteros producto de decisiones parlamentarias. No es nuestro caso, no cae un gobierno por un rechazo parlamentario.
Pero en el universo kichnerista no cabe la opción de perder una batalla. Menos una batalla de envergadura como la de las retenciones. Si el conflicto no hubiera tomado las dimensiones que tomó no se hubiera sentido tanto. Pero Néstor y Cristina apostaban la vida en esto. Por eso jugaron tan a fondo con la peligrosa idea del golpismo primero. Y con la idea de la renuncia de la presidenta después, cuando la idea del golpismo se desmoronó como un castillo de naipes. Un Kirchner sacado intentó construir el operativo clamor so pretexto de la renuncia de Cristina. Tarde. La calle y la sociedad y la votación estaban perdidas.
Todos, ciudadanos y dirigentes de todos los colores políticos, le dan ahora el beneficio de la duda a la Presidenta. Todos ponen la esperanza en que decida finalmente asumir su rol, su responsabilidad, echar a Néstor de Olivos como Menem hizo con Zulema, y ponerse a gobernar. En el imaginario y la memoria política está la imagen de aquella legisladora aguerrida, rebelde, que se plantaba ante cualquiera. Todos esperan que la presidenta reaccione y se convierta en la mandataria de los sueños.
Pero Cristina es Kirchner, no sólo Fernández. La Presidenta no llegó a donde llegó el 28 de octubre por sus propios medios. Llegó producto de sus acuerdos históricos con Néstor Kirchner. Porque son una sociedad política a la que así le fue bien, que se fue retroalimentando con los años en los que también se hicieron ricos.
La Presidenta no va a cambiar a fondo. A lo sumo hará como que cambia algunas cosas como para recuperar parte del capital político dilapidado, llegar al 2009 menos deshilachados para perder por menos. O para tratar de ganar. En el mundo K jamás va a entrar la opción de la derrota o la discusión de ideas.
La democracia K tiene (¿o tenía?) una unidad de pensamiento: la de ellos.Sin embargo trae algo de sosiego pensar que Cristina puede cambiar convirtiéndose en la Presidenta de los sueños. Es esperanzador. Y vamos, por qué no soñar un poco. Al menos hasta que suene el despertador. Porque ellos juegan todo el tiempo a reencarnar cierta simbología. Y esos terminan siendo sueños pesados.


patricia barral, 20 de julio, buenos aires